Hola chumachos,
soy Awi y hoy me estreno en este blog míonuestrosuyovuestro, donde también iré contando mis experiencias y desvaríos como Erasmus en esta pequeña ciudad de Baviera.
Comienzo esta entrada con un pequeño fragmento de la película ¿Quién puede matar a un niño?, toda una película de culto de esa España casi desconocida de los años setenta, de la que difícilmente nos llega algo de cine que no sea de Pajares y Esteso. Pero bueno, ya volveremos a esta referencia un poco más adelante. No os vayáis a pensar que coloco vídeos de manera gratuita.
Esta mañana, varios de los personajes que formamos parte de este blog, quedamos tempranito sobre las doce del mediodía con intención de salir a pasear por el bosque y ver cabras alemanas.
De modo que nos encaminamos hacia Tierpark Röehrensee, (Tierpark: zoo), uno de esos sitios bucólico-trágicos de naturaleza y lago con varios animalitos en zonas restringidas como llamas, cabras, burros o flamencos.
La fiesta suprema del dinamismo con cabras y burros. |
Llamas |
La idea era continuar hacia adelante sin otra intención que cruzar el bosque (también conocido como jungla) y no morir en el intento, a pesar de no llevar ni planos ni brújulas ni hostias, porque ya sabemos que los instrumentos de orientación son para los débiles.
Y así es como después de media hora caminando entre senderos encharcados y sembrados de boñigas de chivo, sufriendo las consecuencias de cruzar alambradas electrificadas, y amenizados por el inagotable repertorio de canciones políglotas que nos canta nuestra estimada Isa (aka Ysital Ysi Cual), conseguimos vislumbrar en el horizonte un pueblo con probabilidad de tener un bar donde tomar una cervecita.
Pero cómo íbamos nosotros a imaginar que al llegar a aquel encantador pueblo fantasma , nos encontraríamos con un pasaje desolador, de vacas vigilantes de incógnito, coches sin matrícula y extraños chalets de viudas negras.
¿Quién será el siguiente? |
Pero lo peor aún estaba por llegar: el único bar del pueblo estaba cerrado y un extraño cartel parecía advertirnos de algo en relación a los niños.
Exhaustos por nuestra gran peregrinación, nos sentamos en la terraza del bar, y pronto notamos cómo íbamos siendo acorralados por dos niños que se desplazaban con un monopatín futurista que desafiaba a las leyes de la física y del sentido común porque sólo se deslizaba cuesta abajo. Fue entonces cuando se abrió la puerta del bar, dejando ver que en su interior había una camada entera de pequeños seres humanos bávaros, lo que nos hizo temer, por un breve periodo de tiempo, de nuestras vidas.
Por alguna extraña razón que desconocemos -tal vez por nuestro inconmensurable encanto latino-, los niños no intentaron agredirnos, y los dueños del bar nos abastecieron de Maisel's Weisse a precio popular.
Y así, con las fuerzas repuestas y a salvo, emprendimos el camino de vuelta.
Intrépidos Erasmus dispuestos a seguir un sendero |
Por el camino nos surgieron grandes dudas, como por ejemplo, ¿para qué necesitan los alemanes una torre de salvavidas en medio del campo?
:)
Todo una aventura dominguera si Señor!
ResponderEliminarCon cabras y lo loco :)
ResponderEliminarNo entiendo por qué se me ha desconfigurado todo el tema de las fotos ¬¬
Marrrrdito Blogger.
quiero mis quince chambelanes
ResponderEliminarpor ciento, creo que mis canciones políglotas son bastante necesarias en este tipo de viajes jeje espero no haberos dao demasiado la chapa!
ResponderEliminarjaja, todo lo contrario!! sin la banda sonora no sería lo mismo!!
EliminarSobre lo de las torres salvavidas: ¿Tú sabes la mala hostia que tienen los osos pardos? ¿Por qué te crees que había tanto chalé con viuda?
ResponderEliminarAhí dejo eso.
¿¿Es para los osos?? a mí me da la impresión de que esa torre la derriba un oso con la mirada.
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